¿Os acordáis de ese momento en el que jugasteis a un videojuego por primera vez y os quedasteis completamente enganchados? A mí me pasó con «Prince of persia». El original, el de 1989, aluciné con sus gráficos, su historia, su música… ¡TODO! Y ahí fue cuando me picó el gusanillo: «Yo quiero crear mis propios juegos», me dije.

Y bueno, dicho y hecho. Recuerdo que conseguí -no sé cómo- un pack de DIV2 de DIV Games Studio. Trasteé todo lo que pude con ello pero no saqué nada firme y lo abandoné. En la actualidad, está más extendido que por aquel entonces y un día me decidí descargarme Unreal engine, que me pareció bastante intuitivo, y me flipaba ver cómo mis líneas de código se convertían en personajes que se movían por la pantalla, en escenarios con árboles y montañas, en efectos especiales que explotaban por todas partes… ¡Era como magia!

Eso sí, no os creáis que todo fue coser y cantar. Cuántas veces me habré tirado de los pelos intentando solucionar un bug, buscando tutoriales en internet a las tantas de la mañana, a punto de estampar el ordenador contra la pared… Pero oye, de los errores se aprende, ¿no? Y la satisfacción que sientes cuando por fin consigues que todo funcione como debería… ¡eso no tiene precio!

Si os soy sincero, la programación de videojuegos es un viaje que no tiene fin. Siempre hay algo nuevo que aprender, nuevas tecnologías que probar, nuevas ideas que explorar… Pero precisamente eso es lo que lo hace tan emocionante. Si tenéis la más mínima curiosidad, os animo a que os lancéis a la aventura. ¡Quién sabe, a lo mejor descubrís vuestra verdadera vocación!

Y vosotros, ¿habéis probado a crear vuestros propios videojuegos? ¿Qué consejos les daríais a los que están empezando? ¡Contadme vuestras experiencias en los comentarios!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *